La carta del Juicio representa el juicio universal.
El ángel toca las trompetas del juicio y los cuerpos resucitan, listos para ser juzgados. Los muertos serán conducidos ante el trono, y se abrirán los libros que contienen lo que hicieron a lo largo de su vida: por lo que hicieron en vida serán juzgados.
Los cuerpos están desnudos, porque desnudos nacemos, y desnudos regresaremos ante Dios, para nuestro segundo nacimiento.
El Juicio representa una fase de cambio, aunque en continuidad con lo que hemos hecho hasta ahora. Por consiguiente, no será un cambio inesperado, ni un cambio radical. Será en vez un cambio que nos hemos merecido gracias a nuestras acciones y a nuestro trabajo realizado hasta ahora.
A lo hecho, pecho, es inútil remover el pasado, pero parece que esta es la fase en la que todo sale en la colada y en la que habrá que afrontar la realidad de los hechos.
Como los muertos resucitan de las tumbas, esta carta marca el comienzo de una nueva era. ¿Hemos sido muy desafortunados en el pasado? Pues bien, por fin el Ángel del Juicio podría traer un poco de justicia a nuestra vida y marcar el comienzo de una fase afortunada duradera.
La situación se encamina hacia un desenlace. Esto puede asustarnos, pero es normal. Incluso circunstancias problemáticas – como un ambiente de trabajo en el que no es fácil trabajar a causa de algunas personas que nos ponen trabas – pueden convertirse en algo que casi tememos ante la idea de un cambio. Nos hemos casi “envenenado” por una cierta situación durante tanto tiempo, que nos parece que si cambiase nos podría ceder el terreno bajo los pies.
Estamos en la rendición de cuentas; si hemos actuado bien, es muy probable que obtengamos justicia.
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