El origen del Tarot

El origen del TarotSaberlo puede sorprender un poco, pero el Tarot se origina a partir de un sencillo (y antiguo) juego de cartas.

Los Arcanos Menores del Tarot – es decir, las cartas de bastos, copas, espadas y oros – son exactamente los palos de las cartas “italianas” (hoy día, ampliamente utilizadas como juego).

A ellos, a principios del siglo XV, se añadió un quinto “palo”: los Triunfos.

Los Triunfos eran cartas más ricamente ilustradas, sin duda alguna más poderosas que las de los palos normales, que garantizaban por tanto la victoria en la baza.

Estos Triunfos comenzaron de inmediato a ilustrarse con todo aquello que representaba la cultura y las creencias de la época. En efecto, había Papas, Emperadores, así como la representación de virtudes y debilidades del ánimo humano.

Varios edictos de la época – que contenían, por ejemplo, prohibiciones de jugar al juego de los Triunfos en la jornada dominical (fiesta católica en la que estaba prescrito abstenerse de las actividades cotidianas) – dan testimonio del grado de popularidad de este juego. El Tarot estaba en todas partes, en cada taberna italiana, y pronto en cada taberna de Europa.

Los motivos del éxito de este juego

La difusión del Tarot se vio ciertamente impulsada por el hecho de que era un juego particularmente económico (ya que se trataba de simples cartas), y repetible con facilidad por quien tuviera mano firme y un mínimo de habilidad con plumín y pincel.

Además eran cartas decoradas con una gran profusión de colores, por lo que eran mucho más atractivas que los clásicos juegos de la época, constituidos predominantemente por madera.

Pero ¿cuál fue el verdadero impulso para la difusión de este juego? Pues bien, aquellos eran los años de un marcado crecimiento de la población y de una creciente riqueza entre las clases bajas, que empezaban progresivamente a liberarse de la hegemonía de los señores locales, creando ciudades libres que daban paso a prósperos comercios, al principio tiendas y más tarde, paulatinamente, otras actividades más amplias. Mayor riqueza implicaba poder tener tiempo para dedicarse al ocio, al juego.

¿Y después? Bueno, la difusión de la prensa desempeñó un papel determinante. Una mayor riqueza y una cultura difusa requerían un número cada vez mayor de libros, por lo que el Tarot se encontró con estructuras productivas a la vanguardia, nacidas para los libros, que permitían encontrar cartas de Tarot de excelente factura a un precio realmente modesto.

Por lo tanto, fue casi una conjunción astral. La propagación del Tarot, primero en Italia y después en toda Europa, fue casi “imparable”.

El Tarot que conocemos hoy

Sin lugar a dudas, hoy día el Tarot no es conocido como un juego de cartas popular.

Casi solo en Francia sigue viva, entre algunos aficionados, la tradición de este juego.

El Tarot hoy es misterio, esoterismo, y un mundo variopinto y fascinante.

Las primeras cartas de Tarot se realizaban en láminas de oro y plata para las ricas familias nobiliarias. Pero también los Tarots para el pueblo estaban ricamente ilustrados y representan todavía hoy un placer para la vista: están custodiados en los principales museos del mundo, y su valor es inestimable.

Su belleza atrae, no cabe duda.

A esto, como ya se ha dicho, hay que añadir que en los Triunfos – que a partir de ahora llamaremos Arcanos Mayores – se insertaron las imágenes fuertes y poderosas de todo aquello que representaba la fuerza y el poder en ese preciso período histórico, así como también los miedos y las virtudes.

Solo varios siglos después, Carl Gustav Jung estudió la “fuerza” de los símbolos, la potencia que son capaces de llevar consigo, poniendo de manifiesto que no se trata solo de imágenes. Llevan en sí mucho más: miedos, emociones, sensaciones positivas, etc. Pero incluso antes de Jung, la fuerza de las imágenes del Tarot era indudable.

Por tanto, ni qué decir tiene que en los siglos siguientes a su creación, el Tarot atrajo la atención de los esotéricos y comenzó a utilizarse ya no como juego de cartas, sino como herramienta para indagar mejor la situación actual, e incluso lo que puede ser el futuro posible.

Rob Sánchez

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