Tarot originario vs. Tarot moderno

¿Por qué existen barajas de Tarot tan diferentes?

Caballo de Oros del TarotEl Tarot en un principio no era más que un simple juego de cartas, y no constituía en absoluto una herramienta para predecir el futuro.

Sin embargo, en el transcurso del siglo XIX, llegó la convicción de que el Tarot era en realidad algo más, algo mucho más antiguo, y mucho más importante: el Tarot era la síntesis de un antiguo saber que se creía perdido.

Fue así entonces que con el ocultismo y con el esoterismo asociado al Tarot surgió poco a poco la necesidad de hacer más evidente la simbología esotérica presente en las cartas.

Carta a carta, he aquí las principales diferencias

  • El Mago. En las primeras barajas de cartas asemeja más a un malabarista, a un saltimbanqui que recorre las ferias de pueblo, a un prestidigitador que realiza trucos de habilidad. Con el advenimiento del esoterismo la representación no cambia mucho, pero se encamina cada vez más hacia la imagen de un verdadero Mago. Sobre su cabeza aparece el símbolo del infinito, y los objetos sobre la mesa se asemejan cada vez más a los palos de los Arcanos Menores del Tarot.
  • La Papisa. La carta cambia de nombre dependiendo de las barajas, llamándose a menudo La Suma Sacerdotisa. Las cartas más recientes han visto la adición de varios símbolos ocultos, como las columnas a sus lados, su sombrero que ha cambiado y, a veces, también una hoz de luna sobre la que apoya un pie.
  • La Emperatriz. El tipo de efigie sigue siendo siempre más o menos constante. Las representaciones solo difieren en algunos detalles, como la presencia o no de estrellas en su sombrero o alrededor de la cabeza, y la presencia de una hoz de luna sobre la que apoya un pie.
  • El Emperador. Notamos algún cambio en barajas específicas, pero la simbología básica sigue estando casi siempre presente. La presencia o no del águila es quizás el elemento que más varía.
  • El Papa. A veces se encuentra indicado como El Sumo Sacerdote o El Hierofante. Es una de las cartas que menos varía en su composición básica. A veces pueden desaparecer las dos figuras arrodilladas, y a veces pueden desaparecer las columnas, pero en la mayoría de las barajas están bien presentes y evidentes.
  • El Enamorado. Casi siempre hay uno o más Cupidos en el cielo. Sin embargo, a lo largo de los siglos hemos asistido a una variación, incluso relevante del número de figuras en la base de la carta, y a su cambio en los roles. En las barajas más recientes aparece una pareja unida en el amor, a la que a menudo se añade un ministro terrenal que consagra la unión.
  • El Carro. Las estrellas en el baldaquino del carro no estaban presentes antes de la llegada del esoterismo al Tarot, en cambio tienen un significado importante para las interpretaciones más modernas. Con el paso del tiempo van apareciendo otros símbolos en el Carro, y en algunos casos los caballos se convierten en esfinges.
  • La Justicia. Es una de las cartas que menos ha cambiado en la historia del Tarot. La representación es básicamente la misma en la gran mayoría de barajas de Tarot.
  • El Ermitaño. La única diferencia de relieve es la presencia en algunas antiguas barajas de Tarot de un reloj de arena. Sin embargo, con el tiempo, se ha abandonado en las representaciones más estándar del Tarot.
  • La Rueda de la Fortuna. Las representaciones parecen todas muy diferentes, pero los elementos sobre los que se basa su significado permanecen inalterados, como las figuras que suben y bajan en función de los favores de la Fortuna, y la figura que está en la cima de la rueda, a la que la Fortuna sonríe. A menudo desaparece de las barajas más recientes la mujer que mueve la rueda mediante una manivela.
  • La Fuerza. En las barajas más antiguas, la efigie era más tendente hacia Hércules que derrota al león de Nemea, pero muy pronto la representación se estandariza como la conocemos hoy en día. En las barajas “ocultistas” aparece el símbolo del infinito sobre la cabeza de la mujer que abre las fauces del león.
  • El Colgado. En las barajas más antiguas, a menudo caen monedas a la figura colgada, haciendo sospechar que era un ladrón castigado. En algunos casos el dinero está contenido en dos bolsas, que el Colgado no suelta. Algunos han visto en él la figura de Judas. Sin embargo, en las barajas más recientes la figura se ha estandarizado, y las monedas casi siempre están ausentes.
  • La Muerte. A pie, o bien a caballo, la figura conserva muy a menudo sus inquietantes rasgos. La excepción es la representación del Tarot Rider-Waite (tal vez la baraja de Tarot más conocida), que cuenta con importantes variaciones ausentes en otras barajas, y una figura en su conjunto mucho menos inquietante.
  • La Templanza. La única diferencia de relieve es la presencia de alas en las representaciones más recientes, y su ausencia en las barajas más antiguas.
  • El Diablo. La disposición de las figuras en la carta permanece más bien estable en el transcurso de la larga historia del Tarot. Solo se añade algún símbolo esotérico en las barajas más recientes. Sin embargo, con el tiempo se ha perdido la presencia de un rostro en el abdomen del Diablo, que simbolizaba que estaba guiado por los instintos más bajos.
  • La Torre. Llamada a menudo La Casa de Dios en las barajas más antiguas. Las representaciones cambian, pero el sentido de la imagen y su esencia son siempre los mismos.
  • La Estrella. El número de estrellas en el cielo varía en las barajas más antiguas, pero pronto se convierte en estándar en casi la totalidad de las barajas más recientes.
  • La Luna. Si se excluyen los primeros prototipos de Tarot, las variaciones en la composición de la carta son muy escasas.
  • El Sol. Los niños iluminados por el Sol en algunos casos pueden convertirse en ángeles, así como puede haber o no una muralla fortificada que los protege, pero salvo estas variaciones, no hay grandes diferencias en la mayoría de las barajas de Tarot.
  • El Juicio. Hay algunas pequeñas diferencias en las barajas más antiguas, por ejemplo que presentan a menudo más de un ángel, pero la representación sigue siendo más bien constante a lo largo de los siglos.
  • El Mundo. En los primeros Tarots la figura femenina se representaba de pie sobre el globo terrestre, pero ya a partir de los Tarots un poco más recientes empieza a aparecer encerrada dentro de una guirnalda. Lo mismo puede decirse de los símbolos de los cuatro evangelistas en las esquinas, que no estaban presentes en las cartas primigenias.
  • El Loco. En los primeros Tarots el Loco llevaba consigo una maza, pero no estaba presente el perro ni ningún otro animal. En algunas de las imágenes más antiguas podemos encontrar pequeños hombres o niños que se cuelgan de la pierna del Loco, burlándose de él. Probablemente es de lo que se toma posteriormente inspiración, reemplazándolos por un perro que muerde las vestiduras del Loco.
Rob Sánchez

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